jueves, 31 de marzo de 2011

86 años

La vajilla, con restos de cerdo,

ya olvidada, resplandece. Habla el abuelo

y en los ojos rezuma alcohol en 30 grados.

Él y su historia se hinchan

Mientras nosotras en la mesa vemos hacia arriba.


Un obelisco que le rasca al cielo las costillas plásticas


es él, arrancando al cielo lluvioso los recuerdos


Mi abuelo soñó, como yo, que mamaba de la teta de una diosa

y entonces me dijo: nos gusta el sabor de la ceniza.

Eso fue a las cinco de la tarde cuando su cuerpo era un grupo de mariposas migrantes


y hablaba como si cada palabra fuera una uva


que se mastica bajo el tamboreo de la lluvia sobre el techo.


Entonces,


ya rumiante de todas sus verdades,


armó un puente hacia mi abuela.


Quizás el último.

miércoles, 29 de julio de 2009

La música salía de tus labios
humeante
roja
perfumada
Wagner, Morricone
y un Gardel que olía
a sábanas viejas, a cajones
y en tus ojos perdidos
como islas
reconocí mi patria
era un mar inmenso
donde la música ondulante me llevaba
como el agua conduce al abril
a las lenguas del agua delirante.
De donde estoy ahora
nacen palabras hemorrágicas
nacen de la lluvia
y de la música que llega
que aun llega hasta la arena diminuta
donde me tiendo
apátrida.


jueves, 16 de julio de 2009

La habitación, de Memorias de Nuncajamás

Una mujer entra en tu habitación y se desnuda.
A lo lejos las niñas cantan y juegan con los niños
de mamá y papá
la mujer no es niña ni madre
vos sos un niñoperdido que sonríe con los dientes de leche.
La mujer te ha besado y ha recordado en seguida
unos versos del Cantar de los Cantares,
un maná y un mito lácteo,
un sabor inmenso a música que se repite,
pero ella es narcisista y vos sos un espejo táctil.

Aquí solo un espacio existe, piensa ella,
el fin del mundo es la orilla de la cama
y en su frontera, las horas comienzan a contarse.

La cama se llama Nuncajamás
y es blanca
como la imaginación de los eruditos.

La mujer abre los ojos y mira tus párpados cerrados
de ellos escapan rayos de sol y ella se extraña
¿existe un sol o un océano dentro de vos?
¿hay una playa o un caracol entre ambos?
Se queda callada entre tus brazos y cree escuchar el mar
mira la pared y se pregunta
¿dónde se amontonan las cosas que una trae?
¿los recuerdos se quedan con la ropa en esa mesa?
En esta habitación han de existir
burbujas cósmicas de todas las posibilidades,
debajo de la cama,
sueños frustrados que se golpean unos a otros
para demostrar quién es el más terrible.
¿en qué gaveta guardará los fantasmas hambrientos y
los pulsos repetidos?
Se pregunta y los recuerdos son poco elásticos
para imaginar tantos fragmentos de otra vida.

La mujer, cuando sale,
solo piensa en hacer un homenaje
a ese lugar de sus horas invisibles.

La madre y el padre en un abrazo

Nos hemos tragado la noche, amor.

Nos hemos tragado la noche, y mis manos
Casi son peces
Mis manos se han tragado nuestros rostros y nuestros genitales
Esta noche hemos hecho liturgia.
Hemos matado animales y nos convertimos
en dioses malvados pero hermosos.
Apagamos doce luciérnagas y decidimos
quedarnos otra noche a vernos en los sueños.

En la mañana, se sienten los latidos
las cicatrices, nos regresan nuestra herida
pero nadie huye, nadie rompe la oscuridad
que nos corresponde
porque somos aves
y nuestra ala es una sola sábana extendida.

Alicia recomienda

Hágalo usted misma
párese frente al espejo
meta la cabeza
respire al revés el mundo.

miércoles, 15 de julio de 2009

Mujer y muerte

Querida: Los segundos sin permiso, pasan
y todo es estrujado acá dentro.
En la cabeza cargo un nudo de inviernos y sólo digo:
Cómo vas conduciendo la noche mientras desciende
de mí, este largo hilo de hormigas
Todas, con tu cabeza de diosa;
con tu crueldad de animal insondable.
Sobre mí hay un dedo infinito
que se desliza y dibuja en mi arena
la forma de un mar que devora y arrastra,
y camina desesperadamente hambriento,
y es una serpiente inmensa que muerde mis talones.
Y no hay nadie
que cierre los ojos por mí
Y el aliento, la música y la lámpara
son solo ilusión y nada pesa.
Sigue y camina tu abrazo,
en la transpiración, esta, de realidades
Yo solo guardo un sabor de niebla en la boca

El deseo

Yo lo miraba sabiendo que escondía
diosas en los dedos
sus ojos eran espejos
donde me miraba a mi misma
con una encrucijada en el pecho y una lengua
de cartón
su corazón estallaba entre mareas y huevos minúsculos
que escondían estrellas
huevos de agua salían de sus ojos
y de sus poros.
De su ombligo emergían
seres mitológicos diciéndose
el nombre de la hermosura